Reasilvestramiento para recuperar valores
Desde el 2007 el Iberá sirve de marco para la iniciativa de reasilvestramiento más ambiciosa del continente americano. El término reasilvestramiento viene del inglés rewilding y se refiere al proceso de traer de vuelta a las especies de gran fauna que han desaparecido de una región. El reasilvestramiento surgió como concepto en Estados Unidos pero está tomando especial fuerza en Europa y en el sur de África, relacionado con la idea de Producción de Naturaleza.
Como se dijo con anterioridad, Corrientes sufrió durante la primera mitad del siglo XX el mayor proceso de defaunación del norte argentino. En esa época desaparecieron de la provincia seis especies de mamíferos (el oso hormiguero o yurumí, el pecarí de collar, el tapir, el lobo gargantilla, el ocelote y el yaguareté) y dos especies de grandes aves (el muitú y el guacamayo rojo). Al mismo tiempo, una especie de ave nativa de Corrientes se extinguió de la provincia y el resto del mundo: el guacamayo violáceo. Varias especies de mamíferos se hicieron muy escasas en Iberá y el resto de la provincia, como es el caso del ciervo de los pantanos, el tordo amarillo, el aguará guazú o el puma, mientras que el venado de las pampas desapareció de zonas como Concepción y Mercedes.
Con la creación de la Reserva Natural Iberá y la aparición de los primeros guardaparques provinciales se generaron las condiciones para la recuperación de las especies de fauna que habían quedado en la zona. Así, hay especies que hoy son abundantes y fáciles de avistar como el carpincho, el ciervo de los pantanos, los yacarés, las vizcachas, los ñandúes o el yetapá de collar. Incluso el venado de las pampas que se había visto relegado a los bañados del Aguapey, afuera de la Reserva Iberá, se ha recuperado en los últimos 10 años. Desgraciadamente, hay otras especies de fauna que, para volver a estar presentes en el Iberá, necesitan ser reintroducidas, es decir, deben traerse ejemplares de otros lugares del país o del extranjero para comenzar un proceso de producción propia. Éste es el caso del yurumí, el pecarí de collar, el tapir, el lobo gargantilla, el ocelote, el yaguareté, el muitú y el guacamayo rojo. Otras especies de fauna que quedan en algunos rincones de Corrientes, se podrían traslocar al Iberá para crear poblaciones nuevas o reforzar algunas preexistentes, como es el caso del venado de las pampas, el puma o el aguará guazú.