Por la ruta del camino real
Antiguamente, cuando no había autos para moverse, la ruta para llegar a la ciudad de Posadas desde Mercedes se conocía como el “Camino Real”, e incluía varias postas de abastecimiento y pasos a nado. Un tramo de este camino permanece visible en el Paraje Uguay, pegadito a la Laguna Fernández, donde allí la gente todavía se maneja a caballo y resguarda parte de las costumbres de aquellas épocas. Cada tanto es posible acceder a esta laguna de grandes embalsados y praderas sumergidas y remontar por el arroyo que la alimenta, hacia el interior de los esteros.
Vecina al Paraje Uguay se encuentra la estancia Rincón del Socorro. Allí las sabanas y montes han recuperado su antiguo esplendor y exhiben corzuelas y grupos de carpinchos y ñandúes que pastan sin recelo a orillas de ese mismo camino por donde antiguamente pasaban los grandes arreos de hacienda. Gracias a los esfuerzos de restauración de especies, el oso hormiguero es uno de los animales emblemáticos que ha vuelto a poblar la zona y esperamos que otros, también extintos, puedan ser traídos nuevamente como el venado de las pampas, el pecarí de collar y el tapir.
Más adelante, entre avistajes de ciervos de los pantanos y grandes bandadas de cigüeñas y garzas, se llega a Paso Lucero sobre la Laguna Iberá. Hoy existe un pequeño puente, pero antiguamente era uno de esos pasos donde había que arrear la hacienda a nado y canoa a botador, y más tarde, con el paso de los años, fue posible cruzar sobre una balsa para poder seguir viaje al Norte.
Colonia Pellegrini, pueblo que ha crecido gracias al movimiento turístico del otro lado de la Laguna, ofrece todo tipo de servicios y actividades para entretenerse tanto en el agua como en los campos y permite darse una “panzada” de avi tajes de fauna. El arroyo Miriñay, el paraje Camba Trapo y las estancias vecinas amplían las ofertas del propio pueblo para extender la visita con actividades al aire libre o con excursiones para vivir la vida de campo junto a su gente bien paisana.