Los grandes invasores
Hay especies que se traen de otras regiones (Europa, Centroamérica, África) con propósitos productivos o recreativos y que luego se abandonan o desatienden. La mayoría muere, pero algunas desarrollan estrategias agresivas y logran invadir el territorio de las especies locales. Esto ocurre en algunos lugares del Iberá con los chanchos domésticos (y su versión silvestre, los jabalíes) y más recientemente con el ciervo axis y colorado que fueron traídos para cotos de caza y luego escaparon. Entre las plantas, las que están colonizando al Iberá son paraísos, ligustros, grevilleas y algunos pinos. Estas especies, una vez que se adaptan al suelo y clima, se reproducen en mayor cantidad que en sus lugares de origen y son capaces de transformar el ecosistema para autoperpetuarse.
Los chanchos actuando en grupo pueden atacar a mamíferos pequeños, como carpinchos, ovejas y aves, además de predar sobre nidos, hozar y dar vuelta la tierra en búsqueda de raíces y acercarse a las bolsas de semillas o huertas. Además, se refugian en el interior de los esteros cuando viene la época seca; se lo ha declarado plaga pero aún falta encontrar el mecanismo para controlar sus poblaciones.
Los pinos guachos empiezan a aparecer a los costados de caminos, sobre los embalsados en el interior de las lagunas y campos arenosos, e incluso en el interior de los esteros, ya que sus semillas pueden volar muy lejos. Resulta necesario que al generar nuevas forestaciones sus dueños planten especies híbridas que no tengan poder de propagación y que se responsabilicen por el control de los renovales tanto dentro como fuera de sus propiedades.